VACUNACIÓN EN CUBA

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Las dosis de las vacunas Pfizer, Sputnik V, AstraZeneca, Moderna, Sinopharm y otras más están siendo producidas y distribuidas alrededor del mundo. En algunos rincones, el proceso de vacunación se da a gran velocidad y en otros abundan los problemas y los desmanejos. Mientras tanto, ¿qué ocurre con la vacunación en Cuba?

Cuba, como la gran mayoría de los países del mundo, ha sufrido fuertemente la pandemia. Incluso más que la media de los países, porque Cuba se vio muy comprometida en el dilema salud-economía. Su geolocalización le permitió evitar, por mucho tiempo, que se dispersara el virus. Siendo una isla, es más simple controlar el ingreso y egreso de personas y, por ende, del virus.

Para evitar la propagación del virus, Cuba debió desistir de su principal tubo de oxígeno: el turismo. A pesar de haber aplicado políticas monetarias que fracasaron, la dictadura se vio obligada a abrir las fronteras a finales del año pasado y al comienzo de este 2021. La oxigenación económica tuvo una obvia consecuencia: el virus comenzó a circular rápidamente en la isla, y enero se convirtió en el mes más complicado en términos sanitarios.

El objetivo del régimen para no tener que seguir debatiéndose entre la salud y la economía es encontrar soluciones sanitarias y la medicina cubana se ha empeñado en el desarrollo de vacunas contra el coronavirus.

Cuba tiene cuatro vacunas en proceso: Soberana 01, Soberana 02, Mambisa y Abdala. Por el momento, la más avanzada es la Soberana 02. La más atrasada es la Mambisa, que transita la fase 1 y que busca ser administrada por la vía intranasal. Las cuatro están siendo estudiadas en centros de estudios de biotecnología o en institutos de vacunas de la isla: Instituto Finlay de Vacunas (IFV) y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). El régimen, a través del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, financia este proceso. El empeño es significativo, porque la medicina, y sus derivados, es una de las cuestiones de las cuales más se jacta la Revolución Cubana.

La biotecnología cubana tiene experiencia en el desarrollo de vacunas pero el coronavirus demandó mayor velocidad en la aprobación y posterior distribución de las vacunas. Un proceso que tomaba años pasó a durar meses, y Cuba también debe adaptarse para responder a este tema. No solo eso, sino que el régimen quiere que el precio de las dosis sea económico y que los cubanos sean inmunizados con las dosis producidas localmente.

El mal momento que atraviesa Cuba solo puede ser justificado con promesas. Las autoridades gubernamentales y los ejecutivos de los centros que se encargan de desarrollar las vacunas aseguran que Cuba puede ser de los primeros países en inmunizar a su población y el primero en producir una vacuna propia en Latinoamérica. Una vez que eso se logre, aseguran que pueden producir millones de dosis para exportar al resto del mundo. ¿Qué dicen los expertos imparciales? Que hay que ser cautelosos y esperar a que revistas especializadas aseguren que se trata de vacunas que atravesaron procesos serios, ya que los resultados de las primeras fases no se publicaron en revistas científicas, un estándar para verificar su validez.

A la par de estos acontecimientos, el pueblo cubano sigue luchando para poder acceder a condiciones mínimas dignas de atención sanitaria, sabiendo que la excelencia médica que Cuba “vende” al mundo no es algo que se verifique dentro de la Isla debido a la escasez de medicinas y recursos básicos.

Con esta experiencia de más de 60 años, la esperanza de los cubanos con respecto a la vacuna no es más que otra promesa del régimen, sabiendo que posiblemente sean el primer país de América Latina es tener su propia vacuna, pero serán los últimos en empezar el proceso de vacunación. Mientras tanto, el pueblo de Cuba sigue sufriendo el coronavirus y perdiendo a sus seres queridos, pagando el precio de tener una vacuna propia con su salud y su vida.

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