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Ernesto «Che» Guevara, además de ser una figura política y revolucionaria, fue entrenado como médico. Nació el 14 de junio de 1928 en Argentina y estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires. Después de graduarse, viajó por América Latina y quedó impactado por las condiciones de pobreza y desigualdad que presenció. Este viaje fue fundamental en la formación de sus ideas políticas y su compromiso con la lucha revolucionaria.
A lo largo de su vida, Guevara combinó sus habilidades médicas con su activismo político. Durante la Revolución Cubana, desempeñó un papel importante como comandante militar y líder guerrillero, pero también trabajó como médico, brindando atención médica a combatientes y civiles por igual. Después de la revolución, ocupó varios cargos en el gobierno cubano, incluido el de Ministro de Industrias.
La imagen de Guevara como «el médico guerrillero» se ha convertido en parte de su mito y ha contribuido a su popularidad en todo el mundo. Su legado como médico y revolucionario continúa siendo objeto de debate y controversia, pero su dedicación a la lucha por la justicia social y la igualdad sigue siendo una inspiración para muchas personas en todo el mundo.
En los años posteriores a su muerte, Ernesto “Che” Guevara fue reivindicado mundialmente, su cara adorna t-shirts, pullovers, banderas e incluso hay quienes lo llevan tatuado en su piel. Nosotros, los cubanos, conocemos la historia real.
En 1958, el “Che” Guevara, junto a Fidel Castro y sus guerrilleros, invadió nuestro país. Su presencia en el régimen fue clave para el acercamiento cubano al bloque comunista, encabezado por la Unión Soviética.
Guevara predicaba las ideas marxistas-leninistas y no dudaba en defenderlas a través de técnicas violentas e ilegales, como el asesinato o los juicios que duraban menos de una hora y no se atenían a ninguna práctica constitucional.
Fue propulsor de campos de trabajo, conocidos como Unidad Militar de Ayuda a la Producción, en donde fueron encerrados homosexuales como parte de una técnica de persecución que imitaba las prácticas comunistas de Europa del Este, ya que el Che consideraba la homosexualidad contraria a su ideal de “hombre nuevo”.
Estos campos de trabajo, eran verdaderos campos de concentración, donde el gobierno cubano también adoptó el lema de Auschwitz “el trabajo te libera”, reemplazándolo por “el trabajo los hará hombres”, ya que consideraban que el trabajo forzoso durante muchas horas corregiría su conducta homosexual.
También fueron forzados a estos campos personas de distintas religiones, como la católica y las corrientes afro; y opositores políticos. Todo aquel que no fuera revolucionario o comunista era un enemigo.
El Che y la “revolución” creían en matar por la causa, por las ideas comunistas. Creían que fusilar opositores era la forma de lograr una liberación para el pueblo, al que realmente sometieron.
Fiel seguidor de Fidel Castro y sus ideas para la revolución comunista, Ernesto “Che” Guevara fue uno de los principales impulsores de la “revolución” que impregnó de miseria nuestra tierra. Sus acciones fueron fundamentales para el establecimiento del régimen castrista que ya lleva 62 años fagocitado en el poder.
Levantó las banderas por la “liberación del pueblo” pero lejos de liberarlo lo sumió en el hambre y el abandono.
El héroe revolucionario del régimen castrista que muchos defienden no fue otro que un enemigo del pueblo, que condenó al país a un futuro de miseria, represión y silencio.
El Che Guevara no fue, no es, ni será Cuba. El pueblo es Cuba y el pueblo dijo BASTA.
Desde Cuba Decide promovemos un cambio de sistema político en la isla. Un sistema político alejado del socialismo arcaico, del autoritarismo y del adoctrinamiento. Queremos, para Cuba, un modelo de país que respete la libertad económica, social y política, en el que los cubanos tengan verdadero poder de decisión.