No existe un embargo, ni es el culpable de los males de los cubanos

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El embargo económico, comercial y financiero impuesto por EE.UU a Cuba ha evolucionado a lo largo de más de 60 años. Comenzó con la cancelación de la cuota azucarera cubana en el mercado estadounidense en junio de 1959, y se oficializó el 7 de febrero de 1962 con la aplicación de la Sección 620a de la Ley de Ayuda Extranjera, que estaba vigente desde septiembre de 1961, cuando el presidente John F. Kennedy, prohibió totalmente la importación de mercancías de origen cubano. Posteriormente, se fueron sumando otras prohibiciones. Con los años estas sanciones se convirtieron en un medio para presionar a la isla para que respete los derechos humanos y permita la instauración de un gobierno democráticamente electo.

Históricamente, el gobierno de Cuba se ha referido a las sanciones económicas con el nombre de bloqueo. Lo cierto es que no hay bloqueo, solo un embargo parcial y estas son dos cuestiones absolutamente diferentes. Mientras que un bloqueo haría que Estados Unidos impida el movimiento de mercancías y de personas hacia y desde Cuba, las leyes estadounidenses que constituyen el embargo tan solo limitan lo que los ciudadanos y las empresas estadounidenses pueden hacer en relación con Cuba.

La única vez que hubo un bloqueo estadounidense a Cuba fue en 1962, cuando Fidel Castro colocó armas nucleares soviéticas en la isla y, entonces, una flota de barcos estadounidenses y latinoamericanos la bloqueó durante 13 días hasta que los misiles fueron retirados con éxito. 

De hecho, Cuba comercia con todo el mundo, incluidos los Estados Unidos. Los datos más recientes muestran que en 2020 Estados Unidos exportó bienes por valor de 177 millones de dólares a Cuba e importó bienes por valor de 15 millones de dólares. Y, en los primeros cinco meses de 2021, Estados Unidos ya había exportado 134 millones de dólares en bienes a Cuba.

Estados Unidos es el mayor exportador de alimentos a Cuba, siendo el pollo congelado el principal producto de exportación. Los alimentos y muchos otros artículos, como los productos médicos y la ayuda humanitaria, están exentos del embargo.

Más aún, poner fin al embargo estadounidense no supondría una gran diferencia para Cuba, porque el problema esencial del país es su dictadura y el fracaso del modelo económico impuesto por el régimen. Antes de la toma del poder por la dictadura comunista, la mayor exportación cubana a los Estados Unidos era el azúcar y la segunda exportación más importante era el café. Ambos sectores fueron destruidos por la gestión castrista.

El Régimen ha generado una narrativa como si se tratara de un bloqueo completo y se trata de un embargo económico y financiero. La isla tiene lazos estrechos de cooperación y de comercio con países como Venezuela, China, España, Canadá, Rusia, México, Países Bajos, Italia, Francia, Alemania y el propio Estados Unidos, de acuerdo con cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba correspondientes a 2019.

El verdadero bloqueo en Cuba fue el impuesto por el Estado cubano dirigido por el Partido Comunista en contra del pueblo cubano. Los cubanos están bloqueados en derechos y en muchas actividades: se les impide hablar libremente, participar en protestas pacíficas y realizar actividades artísticas no aprobadas por el Estado. Después de las recientes protestas masivas, el Estado cubano bloqueó el acceso a Internet y a muchos cubanos se les impide salir del país.

Asimismo, a los cubanos se les impide producir alimentos y es el Estado el que mantiene el monopolio sobre la producción.

Ahora bien, Cuba podría poner punto final al embargo estadounidense. Todo lo que necesita hacer es legalizar toda actividad política, permitir la libertad de prensa, los sindicatos independientes, respetar los derechos humanos reconocidos internacionalmente y comprometerse con elecciones libres, justas y plurales en una transición hacia una democracia representativa. 

Es hora de un cambio. 

Es hora de nuestro derecho a tener derechos.