Industria hotelera en Cuba

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La industria hotelera cubana ha sido víctima de vaivenes políticos y económicos durante más de 60 años. El rol que ha jugado en Cuba ha variado mucho, y eso se debe pura y exclusivamente a las urgencias y estrategias de un régimen y del otro.

Siempre que se habla de los motivos por los cuales Fidel Castro y sus aliados decidieron derrocar a Fulgencio Batista, se menciona el hecho de que Cuba era “el patio trasero” de los Estados Unidos de América. Más allá de las cuestiones meramente políticas, Cuba era, para muchos norteamericanos, una isla de disfrute: tabaco, alcohol, el juego, prostitución y playas paradisíacas. Para sostener toda esta aventura, era esencial una industria hotelera lujosa. Y la había.

Empresarios de Estados Unidos, de España y de otros lugares del mundo visitaban Cuba y, además, decidían invertir allí. Si por algo se destacaba la isla, y se destaca, es por su potencial turístico.

A partir de la década del sesenta, los hoteles y las cadenas sufrieron, lógicamente, el devenir de la revolución en un experimento comunista. No solo porque la industria quedaba en manos del estado totalitario, sino porque se cerraban muchas puertas para ella debido a los conflictos diplomáticos con Estados Unidos y gran parte de Occidente.

Durante muchos años, los establecimientos hoteleros servían al turismo interno o a algunos visitantes provenientes de la Unión Soviética o de sus estados satélites. Ahora bien, con la caída de la URSS y la posterior crisis económica que azotó a la isla, la dictadura se vio forzada a abrir las puertas al turismo exterior.

Dibujando o tapando todas las carencias que existen, comenzaron a recibir visitantes de países amigos, en primer lugar, y con el pasar del tiempo y la necesidad de generar divisas, se abrieron también a diferentes partes del mundo.

¿Hay industria hotelera en Cuba? Sí, la hay. Existen cadenas que se instalaron tras llegar a algún acuerdo con el régimen. En La Habana, en los cayos, en los parques nacionales y en las mejores playas comenzaron a florecer los alojamientos de lujo, y los no tan de lujo, que reciben a todos los que anhelan visitar uno de los países más lindos del mundo.

¿Está pasando su mejor momento la industria? Ni de cerca. Nunca volvió a ser tan pujante como lo fue antes de la instauración de la dictadura castrista. La falta de estabilidad financiera, el incumplimiento de los acuerdos por parte del estado o la incontable cantidad de obstáculos para sacarle todo el jugo al negocio -incluyendo la pandemia por el COVID-19- hacen que muchas cadenas o emprendedores lleguen y se vayan en poco tiempo ¿El resultado? La industria hotelera no termina de generar el movimiento al que aspira, la isla pierde oportunidades de progreso y los cubanos continúan agonizando.

Desde Cuba Decide, promovemos la verdadera participación de los cubanos en la política y en la vida democrática en general. Un cambio en el sistema político, para que los ciudadanos de Cuba puedan decidir cuáles serán las bases para la libertad y el progreso. Para que la industria hotelera despegue al máximo, para que la economía sea pujante y para que los cubanos recuperen la dignidad.