Cubanos por el mundo

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La Revolución cubana, iniciada en 1953 y perpetuada en el poder desde 1959, no sólo no ha solucionado los problemas que Cuba arrastraba desde hacía tiempo, sino que llevó al país hacia una sucesión de catástrofes humanitarias. Una de las tantas consecuencias de este experimento fallido es la monumental emigración por parte de los cubanos, que se han dispersado por el mundo en busca de oportunidades de progreso.

Un régimen autoritario que no cede y que viola constantemente las libertades, las garantías y los derechos de los cubanos. Un sistema económico arcaico -con algunos cambios obligados- que priva a los ciudadanos de tener ingresos dignos y acceso a bienes esenciales. Ambos problemas van de la mano con una sociedad fracturada: más de un millón y medio de cubanos (cerca del 14% de la población) emigraron con la esperanza de ser libres y de insertarse en economías que alentaran al progreso.

Según la ONU, hasta 2019 eran un millón seiscientos cincuenta y cuatro mil seiscientos ochenta y cuatro (1.654.684) los cubanos que abandonaron la isla. Más de un millón trescientos mil (1.300.000) de los emigrados (alrededor del 80% de ellos) decidieron escapar a Estados Unidos, el país que tanto han demonizado las estructuras, organizaciones y figuras al mando de la dictadura. Varios países de la Unión Europea (España principalmente) y algunos países de Latinoamérica son los que le siguen al gigante de Norteamérica en esta importante tarea de recibir a la diáspora cubana.

Florida es, por excelencia, el rincón preferido de los cubanos en el mundo. Por la gran cantidad de comunidades latinoamericanas, por el clima, por las playas y por la energía que hay en buena parte del estado, es lo más parecido a su verdadero hogar. El resto se reparte, principalmente, en los estados de Nueva York, California y Nueva Jersey.

Las imágenes de las balsas cruzando el Estrecho de Florida se repiten, una y otra vez, desde los años sesenta hasta la actualidad. A tan solo 144 kilómetros de La Habana se encuentra Cayo Hueso (Key West en inglés), el punto más meridional de los Estados Unidos de América. Esa distancia es la que separa a uno de los países más pujantes del mundo de un estado antiliberal y decadente.

Si bien Cayo Hueso es la isla más cercana, algunos siguen con sus balsas hacia otras zonas de La Florida. Corresponde decir que el costo de partir es muy alto: el cubano deja atrás la tierra natal, se somete a una travesía peligrosa (el riesgo de morir en el camino, o de ser descubierto y repatriado es alto) y sabe que, a pesar de poder contar con contactos en los Estados Unidos, la incertidumbre sobre su futuro es significativa.

Hoy los cubanos cuentan con más permisos para retornar al país y ya no deben enfrentarse a la famosa restricción ilegítima que les impedía emigrar legalmente (aunque aún es bastante arbitrario quién viaja y quién no). Tienen, además, leyes o políticas que los han favorecido, como la Ley de Ajuste Cubano. Aún así, y al igual que en muchos de los procesos migratorios del mundo, las balsas, los viajes de turismo que se convierten en una huida permanente y demás medios ilegales siguen vigentes. ¿Por qué? Porque migrar legalmente no es barato, demanda trámites burocráticos extensos, distorsivos, y puede ser la puerta de entrada de algunos problemas que los cubanos no quieren enfrentar.

Ahora bien, a pesar de todas las trabas e impedimentos habidos y por haber, los cubanos se las han ingeniado para dejar su huella en todas partes del mundo.

La cultura cubana es inconfundible. Ron, Habanos, congrí, son productos made in Cuba demandados por todos. Infinita cantidad de géneros musicales, desde la salsa hasta la rumba y el bolero, que han hecho vibrar al mundo entero. Pasión por la literatura, el béisbol, el boxeo y el canto. Todo lo que representa a Cuba no podría ser lo suficientemente reconocido si no fuera por los exiliados.

Claro, dejaron Cuba, pero Cuba no los dejó a ellos: las comunidades cubanas se hacen presente aquí y allá. Replican el estilo de vida que llevaban en su tierra de origen, y mezclan esas costumbres con las del país que les abrió las puertas. Sobre todo, en los Estados Unidos, y más específicamente en Miami, Florida. Allí se encuentra la Pequeña Habana, un barrio céntrico de la ciudad, que, además de ser la zona de residencia de muchos cubanos e hijos de cubanos, cuenta con galerías, cafés, un paseo de la fama de los exiliados y muchas actividades culturales que añoran los tiempos de la Cuba Libre y que esperan, tarde o temprano, que su país recupere la libertad.

En este sentido, cabe decir que Cuba se hace presente en el mundo no solo por su cultura, sino también por sus figuras. Desde Celia Cruz, Gloria Estefan, Tony Pérez o Willy Chirino, que nacieron en la isla y comenzaron o siguieron sus carreras en el exilio, hasta Cameron Díaz, Pitbull o Ryan Lochte, que son descendientes de cubanos, han demostrado que Cuba es una fuente inagotable de talento. Talento que logró hacerse visible gracias a que muchos cubanos lograron partir al exterior y hacer su vida sin los obstáculos que impone el autoritarismo.

Desde Cuba Decide promovemos la participación de los ciudadanos. Para que logren cambiar el sistema. Para que logren democratizar el país y encauzarlo en las vías del desarrollo. Para que Cuba sea verdaderamente libre. Para que los cubanos no se vean obligados a buscar oportunidades en el resto del mundo y puedan triunfar en su tierra.