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Cuba atraviesa la peor crisis humanitaria de su historia reciente. La escasez de alimentos y medicinas condena a las familias al hambre y a la desesperación. La administración comunista ha colapsado el sistema de salud, con muertes evitables cada semana. Los apagones dejan a la población sin electricidad la mayor parte del día, y cientos de miles de cubanos huyen del país en el mayor éxodo de nuestra historia. La represión, en lugar de aliviar, se intensifica: casi 1,200 presos políticos sobreviven en condiciones inhumanas, muchos de ellos jóvenes condenados simplemente por exigir libertad.

Pero la tragedia cubana no se limita a sus fronteras. Como denuncia Rosa Maria Paya “El régimen en La Habana es la cabeza del pulpo autoritario que asfixia a nuestro continente. La dictadura cubana generó a las dictaduras en Venezuela ni en Nicaragua. La injerencia cubana ha exportado la represión, el control de los servicios de inteligencia y la manipulación política que mantienen en pie a Maduro y Ortega. Cuba es el muro de Berlín de las Américas, y mientras exista seguirá bloqueando la libertad, la seguridad y la prosperidad en toda la región.” El castrismo no solo oprime a los cubanos; está conectado al narcoterrorismo y a alianzas que amenazan la seguridad continental. Ha reclutado a miles de jóvenes para pelear en la agresión rusa contra Ucrania, demostrando una vez más su papel desestabilizador.



Cuba es el muro de Berlín de las Américas, y mientras exista seguirá bloqueando la libertad, la seguridad y la prosperidad en toda la región.
Rosa María, fundadora de la iniciativa ciudadana Cuba Decide por el cambio de sistema en la isla, reclama que “la única salida de la crisis en Cuba es la salida de la dictadura. Es imprescindible cortar las fuentes de financiamiento de estos criminales millonarios en el poder. Occidente no puede seguir sosteniéndolos directa o indirectamente.” La presión debe dirigirse a las estructuras económicas y financieras del régimen, a sus testaferros y a sus familias, que disfrutan en el exterior de la riqueza robada al pueblo cubano.
La solución está en apoyar a quienes dentro y fuera de Cuba defienden la libertad y los derechos humanos: los disidentes en la isla, el exilio comprometido, la sociedad civil. Ellos son la verdadera alternativa democrática. Y hay que actuar ahora. Es urgente. El castrismo es la piedra angular del autoritarismo en el hemisferio.



Ayudar a los cubanos a derribar la dictadura no es un acto de altruismo: es una necesidad para la paz, la seguridad y la democracia en toda la región.
Desde Cuba Decide promovemos un cambio de sistema político en la isla. Un sistema político alejado del socialismo arcaico, del autoritarismo y del adoctrinamiento. Queremos, para Cuba, un modelo de país que respete la libertad económica, social y política, en el que los cubanos tengan verdadero poder de decisión.